
Después de tantos años, mi mente me desvela aquellos recuerdos del pasado.
Un baño apacible y dulce, dónde tu madre te lavaba con sumo cariño, compartías bañera con tu hermano mayor, con un primo o una prima. Cuando tus dedos estaban tan arrugados como las caras de los abuelos, te sacaban del agua y te envolvían en toallas templadas, calentadas al amparo de un brasero.
Ese brasero que acogía a todo aquel que quisiese acercarse, ese brasero que me embrujaba hasta que mi padre me sacaba del ensueño, ese brasero que con tanto fervor preparaban mis abuelos o aquella chimenea a la que le atizábamos el fuego.
Los caballos de los pequeños eran las piernas de los mayores, los juguetes de los niños son los que fueron un día de los adultos.
Aquellas tardes de verano, apacibles y tranquilas, todos los primos nos tumbábamos a ver Sakura y echar la siesta. La casa de la abuela era un castillo y jugar al escondite era un regocijo pues, cada esquina, baúl o armario, nos parecían tan inmensos que nos perderíamos en ellos durante años.
En las noches subíamos a la terraza a observar las estrellas, preparar barbacoas y tirarnos unos encima de los otros en aquellos colchones viejos.
Ahora, apenas queda nada de ello, el hacerse mayor nos quita ciertos privilegios que la adorada niñez nos daba con brazos abiertos. Ni carreras en los pasillos, ni caballos imaginaros, ni embrujos de fuego, ni croquetas echas de alfombras, ni risas a puñados, ni noches bajo las estrellas, ni días dorados.
Aquella niñez se fue esfumando, aquella mágia se fue velando. Casi todo se fue con él, con mi abuelo, y ahora lo que queda de niña en mí ¿se irá de nuevo?
Recuerdo que siempre aporreaba la puerta para que me abrieras y recuerdo que sabías quien era porque mis dedos no llegaban a tocar el timbre de la casa dónde mi infancia quedó sellada.
Parte de nuestra vida y de nuestros recuerdos se van con las personas que forman parte de nuestra vida y que desaparecen. Pero la gente nunca muere siempre que alguien las siga recordando.
ResponderEliminarTe quiero, ruby.
Dicen que se pierden, porque ya no puedes hacerlo, no es correcto que una "mujer hecha y derecha" se dedique a juguetear. Pero yo creo que si cierras los ojos lo recuerdas y aparece una sonrisa en tu rostro, aún queda algo de esa inocencia infantil.
ResponderEliminarLa personas van y viene, y solo algunas se quedan junto a ti. La familia es una de ellas. Y los abuelos es algo que duele "perder". Sigue recordándolo y siempre estará contigo, como ese ángel custodio que te protege con sus alas.
Te quiero, Aurora. Si neceitas algo sabes que estoy aquí.
Tu angelico voladó